Regalar flores es una tradición antigua que viene desde la edad media. En esos años la sociedad era extremadamente moralista, no tenían la oportunidad de demostrar sus sentimientos abiertamente, hacerlo desde el colorido y el aroma de las flores era bien visto. Turquía tenía un papel muy importante ya que desde ahí se llevaban las flores a toda Europa. Incluso el tulipán tan simbólico de Holanda, tiene su origen en Turquía.

En la época Victoriana las flores se usaron como lenguaje, cada una tenía su significado, en el presente todavía se usan esos simbolismos aunque han quedado cada vez más confusos.

Lo cierto es que las flores expresan lo que sentimos, cuando nos faltan las palabras o cuando nos han sobrado, dan la bienvenida o una despedida, acortan las distancias físicas y emocionales.

Las flores se regalan también cuando se abren o se cierran ciclos, desde los nacimientos, cumpleaños, graduaciones, cambios de residencia, hasta las despedidas.

Las flores nos acompañan cuando reparamos un error, cuando la emoción es grande, cuando cambian las estaciones, cuando queremos alegrar, cuando lo hicimos bien o cuando lo hicimos mal.

Las flores son tus emociones pintadas de color y expresadas en aromas y texturas, y por ello cuando regalas flores tus emociones se vuelven inolvidables.